miércoles, 10 de agosto de 2011

Monólogo: "Los Libros"

Los libros son el lenguaje del alma.
Los libros, esos que no tienen voz pero que hablan a gritos. No hablan pero son escuchados en todos los idiomas existentes e incluso en aquellos que están por existir. Si, mi querido lector, así son los libros almas sin voz condenadas a ser escuchadas por una eternidad. Yo una vez estuve en un libro, caminé sobre sus hojas, anduve por sus calles, vislumbré sus pasajes, estreché la mano y besé las mejillas de muchos de sus personajes. Estuve allí tomando un té caliente en sus cafeterías, parada frente al escaparate en el cual reluciente brillaba una montblanc. Si estuve allí y mi alma creció entre tinteros. Bebió sus palabras, alimentose de sus historias. Mi alma, la cual fue parida en un libro.
Los libros, esos que callados son escuchados por miles de corazones. Esos que no tienen corazón pero cuyos corazones laten en el cuerpo de quien escribió sus historias. Los libros sienten, tienen corazón y su corazón late contra el áspero o suave y delicado papel de las hojas en las cuales su voz fue escrita. Y después de tantos años aún no sabemos si el escritor hace al libro o el libro al escritor. O si es el escritor quien cuenta una historia o el libro quien le cuenta su historia a quien será su portavoz. Esa historia que ha de ser escuchada para poder ser escrita y contada.
Los libros, esos que lloran desde sus hojas, esos que ríen desde su interior. Todo el Mundo puede leer un libro, pero no todo el Mundo sabe escucharlo.
Los libros, tímidos seres con cuerpo y alma de tinta que se cobijan y esconden entre los brazos de su lector. No quieren escapar jamás de la caricia que le proporciona la mirada de su lector. Hay lectores que escojen sus libros y libros que escojen a sus lectores.
Los libros, tímidos huérfanos sin nombre ni apellido que nos acompañan durante toda su vida. Esos que nos hacen sonreír, llorar, disfrutar, conocer lugares que no conocemos e incluso soñar y llegar a imaginar.
Quien sueña con un libro sueña con una historia, y quien sueña con una historia sueña con un Mundo.
Los libros, seres sin carne sin hueso pero con cuerpo y alma, con corazón, pulmones y mente. Seres que sufren y lloran, cuyas letras se retuercen en su vientre. Seres corpóreos que gimen de dolor, que se quejan de rabia, que golpean con ira. Seres transparentes de noble corazón que desconocen lo que les rodea. Ellos sólo conocen lo que está escrito a contrario que tú que sólo conoces lo que te rodea.
Los libros esos que tienen voz propia aunque su sonido no es más que el del silencio o el de la voz que lo narra. Si, mi querido lector los libros tienen voz, como tú y como yo. Los libros tienen un corazón que late como tú y como yo. Su corazón late en quien lo escribió en quien lo acarició en quien lo devoró, en quien lo mimó y en quien lo cuidó durante toda su vida. Hay quien lee una historia, quien incluso la llega a mimar, pero muy pcoos son los que cuidan un libro durante toda su vida.
Cuando te sientes a leer un libro, no sólo lo mires, no sólo lo leas, acarícialo y cierra los ojos. Cuando los abras siente que estás en su interior y que tú eres su protagonista, su lector y hasta su Autor.
Muy pocos son quienes lo adoptan y lo ponen su nombre y su apellido.
Los libros tienen titulo pero no nombre y apellido a menos que tú les des el tuyo.

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